29 marzo, 2015

TIMELAPSE/LA LENGUA DEL MUDO

Son de seda las cadenas de este mundo nuestro, y de hierro, solos, nosotros. A veces siento esa certeza, en la mitad de un sueño fúnebre, en el cuarto creciente de la pesadilla de una mala ingesta.
Despierto y quedo atrapado en la tentación, pero nadie me impide salir de la cama a cagarme en su Dios o beber agua. Es simple costumbre quedarse tumbados, pensar que esa mano que nos acaricia quizás después dejará las riendas.

¿Es una caricia o una ostia? ¿Lleva la ostia una H? ¿Quién determina el vocabulario que el ilustrado ostenta para hacer del prójimo un mediocre? ¿Quién defiende el contenido de una ley? ¿Su ejecutor o el encargado de las prebendas? Hay un sicario colocando interrogantes, una mano nerviosa con guantes que se quita y pone, con la intermitencia del superviviente arrepentido, en medio de la oscuridad de esta noche nuestra.

Podríamos fijarnos en la luna creciente, pero compran nuestros ojos a cambio de un puñado de perseidas. Seguramente fuese más bello lo primero, pero nos venden la novedad y lo seguro, y al final nadie sabe quién compra a quién en las transacciones donde solo gana un alma muerta. Como si el ahora no existiese antes, o como si después de ahora sucediese lo futuro y no un nuevo presente. Pero pasan los segundos y entonces el minutero de un horario es ansiedad para los días de esos putos agoreros iracundos.

La profecía es el pasaje idóneo para el interesado, sí, mas no así para quién no se preocupa y sabe que vivir es la medicina que al tiempo salva de este ajeno mundo. Hay un cuco pendiente de cantar alguna verdad, resentido de tanto esperar, que cuando sale, cuando le dejan, cuando se olvidan, pía hasta reventar.

Y sólo entonces se reconoce el eco de un Big Bang en las postrerías de la historia que por igual nos precede, siendo todos uno. Todo lo que, inevitable, sucede y por evitar nunca decimos.


Que la verdad sobrevive a la palabra incluso en la lengua del mudo.   

BICICLETAS

Tumbados sobre la hierba
dos amigos enseñan a la mañana
lo sano que es reirse.

Pasó una señora
con su perro cagando dramas
y señalaron al sol:
"Mira chucho, un eclipse".

Ya se acostarán más tarde
y harán cola los músculos en la tienda de agujetas,
donde siempre hay muchas y buenas.

Que sarna con gusto no pica y aún menos duele
la cara de las carcajadas
que se les pone trasnochando sobre bicicletas
sin miedo al periódico del día siguiente.

Desmenuzan el Freak Show
de antes de ayer en el Parlamento
en el certamen de la extrema lucidez
que da aprender a frivolizar y partirse.

Con la llana humanidad que les queda
de cuando un déspota les puso a prueba
y le mandaron a una montaña sin GPS,
con una cantimplora sin agua
y un manual en castúo
sobre formas tó agradecidas de morirse.

Y no se levantan del parque
hasta que los litros se han acabado
y el culo de los pantalones está bien verde,

por aquello de agarrar a la vida
y sacarle los colores
a su aburrida escala de grises.

"Parece que refresca, 
          habrá que moverse",
       uno dice.

25 marzo, 2015

LA CONCIENCIA EXILIADA

Hasta que no enciendo una vela
y aplasto todos los relojes
puede estar llena la luna
pero yo no sentirme noche.

Hasta que no busco mi sombra,
la encuentro dibujando otras formas
y me descubro en una asustada pared...

...No recuerdo qué es la conciencia
ni su contemporánea condición de exiliada.

Qué fácil olvidar ¿No?
En el barullo de calles sin nombres,
entre los días de las verdades sitiadas,
cuando la comodidad no impide dormir
pero sí sentir algo que no sea nada.

TOSTADA

La vida es una suerte de metáfora exagerada
que baila entre lo dulce, lo inevitable y lo hiriente:
me dijo Te Quiero en la etílica madrugada
y antes de salir de la cama y vomitar dudas
le sentí un "Que no, que es mentira", al día siguiente.

Menudas entrañas para imposibles retenes,
nos preguntan haciendo cosquillas
qué coño es eso de las fronteras.

"No os hagais líos cuando volvais ahí fuera,
es lo que esos infelices quieren.

Los honestos cruzan ríos, suben montañas y surcan mares,
los bárbaros hacen espinas de alambre
clavan banderas, deciden vidas sellando papeles".

Y en el asalto a la cocina
justo a la hora de la misa de a doce,
se me quema la tostada, raspo y como si nada.

Masticando dulce y salado
imagino al hombre de las ostias consagradas
sermoneando a personas que ni conoce.

Antes la verdad silenciada
que el discurso complaciente.