26 junio, 2015

KILL YOUR IDOLS

Qué lejos queda la persona a la que llegué a admirar, en la que confié de cara a las europeas ¿Qué es lo que deteriora la actitud de una persona? ¿El poder o la ambición? Ambiciones tenemos todos y no se nos va tanto la cabeza. El poder suele perturbar ideas pero también crear crisis interiores a las buenas personas, de las que salen aprendiendo algo (buenas personas, insisto, con su mijita de empatía, su cuarto y mitad de coherencia). 

Aunque, claro, puede que viva en los mundos de Yupi, o el de los hippies, el de los punks, y resulte que todo en mi entorno es mucho más afable y ajeno a la mierda. Que me facilite ser más coherente, empático o gilipollas ¿Pero votar a alguien así? 

Más le vale, de cara a las generales, torcer un poco el rumbo hacia la presidencia que permanece inmutable en su cabeza. Que, por el camino que lleva, no va a ganar nada. Va a ser un ciudadano ambicioso sin consciencia del montón, de esos que intentan subir pisando cabezas y cuando caen, se encuentran a los hombres libres, despojados, pidiendo la suya. Anda que no hay en España rencorosos de mierda, reinas de corazones sin corazón. Y entonces se quejará él de su vehemencia.

Frente a quien no atiende a resultados de elecciones previas, frente al ciego de confluencias, si yo fuese Alberto Garzón, me salvaría también del ciego que da la opulencia. Ahora que todas desvirtúan las siglas, ahora que la "regeneración" política se aferra a ellas. Le diría "sé que puedo ganarte las Primarias, puto neandertal, pero antes que eso me armo de paciencia".

No suelo escribir aquí de política, solo sentía que se acercan las generales, y ya nos gobiernan bastantes bestias. Que Kill your Idols no es sólo un temazo, es una sana afrenta.

14 junio, 2015

LA AURORA

Hay un meteorólogo diminuto en mis entrañas
dirigiendo con destreza su puntero
hacia las telas de una vieja y confiada araña.

Se pregunta por qué no limpio el invierno
y yo respondo "para qué lo quiero"
en esta primavera que todo lo empaña.

Me pongo fresco para limpiar, 
con la música a todo trapo
y saco una bayeta de esas modernas
con microfibra para un buen rato.

Empiezo a cantar,
sin percatarme de la vecina del quinto
que, insistente, llama;

vivo en un bloque de tres pisos
y a veces no me percato
que si se mide en Alegría todo es distinto.

La de las gafas de sol,
que antes ocultaba la angustia de su laberinto,
denunció y ahora vive sola
con los ojos desnudos de su propia aurora,
las miserias encarceladas y la libertad riendo,
cantándole a todo por puro instinto.

Unos golpes a la puerta, abro;
me enseña un ramo de flores 
y dice sonriente
"a ver si sabes a qué huelen".

Le respondo que a primavera
pues apenas sé de flores, pero creo reconocer
a qué clase de olor se refiere.

"Hay que ver, este muchacho...
¡Que no hombre!¡Que huele a vida!
¡Y eso ni del tiempo depende!"

UNA VEZ

Una vez morí. Corría un año sin número en una estación sin nombre. Sucedió tras un instante de esos que saben a frío y asco de tanta pena. O, mejor dicho, muchos. Instantes sumos y seguidos. Bien sabemos todos, aun sin estudios, que de un solo instante no muere nadie salvo que sea ahí fuera, en una ajena y repentina tragedia. Por dentro no, no muere nadie por un solo instante. Ni el canario de las soledades entonadas, fallecido siempre en mitad de las vacaciones de quien le enjaula.

Pero no quería yo hablar de la muerte, es tan común como aburrida. En un día impar de una estación florida, ya reinventado el tiempo, volví a verla. La chica de los ojos abismo y la sonrisa rebelde no era ella misma aquella tarde, con sal de olas desbocadas cayéndole diminutas por las mejillas. Le pregunté “todo bien, ¿no?”, con la irónica frialdad que mi coraza autoriza. Ella río por un momento, pero sus gafas de sol ni por asomo tapaban ese invierno de entrañas, color azabache, que en su boca apagaba el final de cada frase.

¿A qué llora? ¿Cuál de sus Yo habrá olvidado en la reyerta? ¿Acaso el verdadero? Que a menudo olvida desde que la conozco, por el que tanta alegría he construido y tantas ruinas describí, en esta osadía de soñar nuestras ideas (alas, piernas,viajes, locuras y pseudociencias) enredadas.

No me jodas ¿Qué cojones le digo ahora? Cuando cada lágrima es un bloque de hormigón aplastando aquel amor, eterno primero y, después y contra mí, fugaz, es difícil no pensar que la utopía y el tiempo casi nunca coexisten.

Qué coño le iba a decir. Ella buscaba, como yo busqué, un tesoro. Una suerte escondida en la isla que todos tienen en los mares propios, esa donde sólo naufraga uno mismo. Cada uno un mar; cada uno una isla y cada uno un cofre. Qué decir, ahora que vivo feliz, abriendo cocos, navegando a otros mundos, aunque sepa que ella, sin querer ni tener las llaves, aún brilla en el mío. Cómo explicarle que Todo Pasa sin que parezca un cumplido. Que sonriéndose uno ata las mortajas de cualquier tristeza, una vez pasado lo repentino. Que así se renace y así se avanza, y “Lo pasado, pasado No está”, pero es nuevo presente. Un ahora dibujado por dedos mucho más ágiles, creativos y alegres. Murales increíbles, de tantos colores que el blanco y el negro parecen un chiste.

No quiero yo hablar de la muerte, tan común como aburrida, pero mientras buscaba algo que decirle recordé que una vez morí. Y sólo articulé un silencio cómplice, una tristeza muda. Mientras callaba, yo mismo me ataba y, mientras me ataba, nos sonreí. Por si acaso la teoría se practica también al compartir. Por si los adentros se comunican y saben de un Te quiero feliz.


DOS ESTRELLAS

El bebé que al rato fue persona
hecha y derecha,
y poco después justo al revés,
de nuevo pequeña,
abrió sus ojos de golpe
al mojarse el quitasueños
y moverse al son del viento
hasta desengancharse y caer.

Era noche de tormenta,
contra todo convencido pronóstico
del hombre del tiempo...

¿Cómo iba a poder asegurar nada él?
De haber anticipado
unos ojos tan brillantes y abiertos.

El niñó gritó
un miedo ininteligible en significante
pero muy claro en su contenido;
asustó hasta a la luna,
entonces en pleno cuarto creciente,
tal que puso su tobogán 
a disposición de los ángeles capaces
de menguar el insoportable alarido.

El niño vio entonces dos sombras
y sin apenas descubrir de quienes eran
giró su universo recién nacido.

Una protectora y llena de coraje,
con las arrugas preciosas de saber luchar
y el ceño fruncido de aún poder mucho más
clamando al tam-tam del sacrificio.

Otra, más pequeña y similar a él,
niña-adulta-niña según qué sastre la mida,
según la memoria o el presente,
según qué sonrisa corra libre y persiga
al pájaro loco que picotea su olvido,
el amor y la vida a puñados repartidos
en el campo de círculos donde crece el trigo.

Él se giró a mirar y con tan sólo creer
empezó a volver a respirar,
a dejar de llorar y poner 
la mueca oficial del genuino bebé.

Ocurrió mentras discutían el tema capital:
cómo secar las mejillas tristes,
cerrar los ojos y calmar las pequeñas manos
que se agarraban a sus meñiques
como si la alegría dependiese de su siembra.

¿Estaban acaso equivocadas?
Tras esa paz de apretones y estrechos improvisados 
que a las sombras sucedían desbocados
para dejarle sentir y ser sin una sola prebenda.

El niño hoy avanza libre gracias a ellas,
y el hombre también,
pues así ¿Quién quiere dejar de crecer?
A gatas, a tientas y cabalgando sin riendas...

Recordando que tras aquellas sombras 
se asomaron, clamando paz,
las dos estrellas más preciosas
que nadie vio brillar en su primera guerra.

MÁS FÁCIL

Ella escribió "así es más fácil",
tras la rabia respiré y mentí al decir que sí,
con la cínica idea de conformarme.

Como si fuese razonable acostumbrarse a fingir
y gemir dentro de un colchón hinchable;
tanto había luchado y en mis batallas perdido
que, sin más, me limité a asentir
pues no hay más bruja que uno mismo
si elige ser antorcha de su propio akelarre.

Después quemé recuerdos, ardieron diarios,
negro techo y grises paredes, 
menguaron fotografías, reducido el calendario.

Un incendiario sueño de verano

...Y al despertar
veo que todo ha sido en vano,
mientras me despego de las legañas, 
al trasluz de la memoria;
que cuando la voluntad se empeña
el pecho no deja de decir.

Ni las tripas se olvidan de gritar:
que no se hace la nada así como así. 

Y REIR ASÍ

Decía la profesora que nos callásemos,
con ese tono tan suave como doliente
de quien se cree educado pero impone
desde el velo de la propia ceguera
que nunca retira por miedo a revolverse.

Decía la profesora que nos callásemos
y, de repente, todos reímos sin pensarlo,
una carcajada llena de ruido y perdigones
pero amplia, sana e inconsciente.

Ni un improvisado director de orquesta,
ni pentagrama alguno marcando la protesta;

ni tan siquiera pretendíamos ni ser valientes.

En la Escuela de los errores
hay mentores intentando persuadirte
por si de tanto quitarte la ropa
lo que desnudas son sus propios temores.

Pero las niñas se suben la falda,
los niños se sueltan la camisa
y algunos traman hacerlo justo al revés.

En la Escuela de los horrores
y en el colegiado error que es esta vida,
así pensada, con tantas taras
y tanta suerte mal formulada y mal repartida,
recuerdo cuando no hice caso
y reí sin para ni a pensarlo;
menos mal que lo aprendí la primera vez.

Sin reir así, qué sería de mí.

01 junio, 2015

45123 DÍAS

Tan a tientas me perdí
en esa estropeada primavera
que olvidé el camino para conocer
esta otra inédita estación,
verde e impaciente, esperando a renacer.

Y, joder, no veas si llueve,
con ese cálido y anónimo tintineo
de lo que inspira y nunca duele
y, cuando menos lo esperas, para.

Las flores de los cerezos son órganos vitales;
para qué, si no, tenemos ojos en el corazón.

Escucho un leve silbido
haciendo bailar hierba, hojas y ramas,
y el pájaro replicándole el canto o los gemidos
o, según le da, innovando...
Para qué, si no, tendríamos oidos.

Me como cada regalo de la tierra,
cada sonrisa rebelde que se sienta sobre ella
a tocarle las cosquillas al futuro sin cascabel
para que ría un sueño prohibido.

Rozo la mirada esquiva
para decirle que, de este reino, las más bellas
son las mentes que construyen debajo de la piel
y su arte es toda una vida.

Rompo las pirámides de cosas,
la propiedad y las libertades deshumanizadas;
el drama sin motivo y los motivos para un drama,
los disgustos y las máscaras que pueda ahorrarme,
como esa mueca de quien aún te sonríe
por la egoista necesidad de volver a recuperarte
aunque por tí no sienta absolutamente  nada.

Proclamo, en nombre de mis sentidos
y un sentido homenaje a quienes la hacen posible,
la Alegría en todas sus locas formas
y no tres, sino 45123 días sin media asta en las banderas, 
volando allá donde quieran
sin suelo alguno que obligue a un Basta.

Para que sepan por ahí de los infinitos colores
que comparten y separan pesadillas y quimeras.

Como pregunta siempre, cuando vuelves, la primavera
¿Cuál de ellas pinta tu mejor persona?
¿Cuál de ellas te dibujó más honestamente libre?

Siete diferencias entre la flor de plástico
y la de los cerezos que miraste
que única nace y así de única se extingue.

Siete diferencias, siete,
entre el yo de antes y el Yo que ahora escribe;
unopalabras, separo verbos, letrassinplanes...
Me vivo inmerso, Ahora resiste.