Sus sombras se mezclaban en la orilla, y sus cuerpos se acariciaban en un sueño sin nombre. Arriba, la luna miraba para otro lado; el aullido de la noche la mantenía al tanto. Allí, en un alma concentrada en dos cuerpos, el olor de las olas rozaba un beso infinito, mientras el mar sonaba a placer con su horizonte por encontrar. Tanto ella como él buscaban, se buscaban. Entonces, el de la guadaña apareció, con su manto negro, con sus ojos sin rostro, sin reflejo, de brillo opaco, con el metal frío, para avisar.
-Llegó el momento.
- ¿Cómo que llegó el momento?
-Te lo dije, esta noche tienes que venir conmigo.
-Esta noche aún no ha acabado.
-Pero…
-Mira, hijo de puta. Tú sólo eliges mi muerte. Y aun cuando haya muerto, la memoria de este momento que me queda será más grande que tu mísera existencia. Me dijiste esta noche, ¿no? No especificaste, y hasta que no acabe, no me iré.
- No necesito especificar nada. Joder, soy la muerte.
- Qué hablas de muerte. Yo soy la puta vida, y éste es mi último momento, así que cállate y ven cuando no quede otra. Ahora quiero disfrutar esto, luego ya cuéntame toda la mierda que quieras. Claro… Qué sabrás tú, para ti no importa nada. ¿Puedes tú besar a alguien? ¿Puedes sentir lo que es querer, amar, desear o sonreir?
- Yo…No… Éste es mi trabajo.
- ¿Haces algo más al cabo del día?
- Nada más.
- Algo más habrás hecho alguna vez…
- Yo… Nunca...
- …………………… Eso sí que es, entonces, estar realmente muerto.
es verdad, si no pudiera besarte ni abrazarte ni nada..que venga el frio ese que me piro con el...
ResponderEliminares verdad, si no pudiera besarte ni abrazarte ni nada..que venga el frio ese que me piro con el...
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