I
Cuando me encuentro entre tus recuerdos y la nada
no elijo, me reinvento conversando con esas hadas
que me dicen: no hay cenizas donde queda lava.
II
Tienen razón…
Nada muere dentro si en mi mente sigue vivo,
por vocación
te buscaba como si futuro no importara contigo,
y no existe error
en las noches hechas de derroche de gemidos.
III
De corazón…
…echo de menos gilipolleces como el leve ronquido,
lechuza vigía, ladrones búlgaros, chapas perdidas,
aves de fuego debajo de una colcha hortera,
sabor a momento que absorbe la noche entera,
del polvo a querer ser en tí eterno exiliado.
III
Y cuando me encuentro
entre tus recuerdos y la nada,
cuando surge el momento
del inevitable veredicto
entre los restos y la lava,
me veo a un lado, a tí adicto,
y me veo a otro, hecho de miedos aún invictos,
hecho trizas de tanto mirar a la cornisa
donde te pierdes y todo va siendo ceniza
IV
Y soplo la hoguera como un condenado
mientras sonrío a la ironía de la vida,
porque a mí ya ni mi propia aorta me fía
pero no me canso de prestarte aire
para que ni medio instante muera.
(Porque al fin y al cabo siempre guardaré
aquello para lo que no existe palabra alguna,
y sólo por eso, señores pesimistas y desagradecidos,
merece la pena el paraíso que evoco una y otra vez
escondido donde nadie ve brillar a la luna,
donde en silencio nos mece lo vivido,
para que por fin podamos ser y hacer,
sin miedo alguno, sin lastres, sin dudas)
Cuando me encuentro entre tus recuerdos y la nada
no elijo, me reinvento conversando con esas hadas
que me dicen: no hay cenizas donde queda lava.
II
Tienen razón…
Nada muere dentro si en mi mente sigue vivo,
por vocación
te buscaba como si futuro no importara contigo,
y no existe error
en las noches hechas de derroche de gemidos.
III
De corazón…
…echo de menos gilipolleces como el leve ronquido,
lechuza vigía, ladrones búlgaros, chapas perdidas,
aves de fuego debajo de una colcha hortera,
sabor a momento que absorbe la noche entera,
del polvo a querer ser en tí eterno exiliado.
III
Y cuando me encuentro
entre tus recuerdos y la nada,
cuando surge el momento
del inevitable veredicto
entre los restos y la lava,
me veo a un lado, a tí adicto,
y me veo a otro, hecho de miedos aún invictos,
hecho trizas de tanto mirar a la cornisa
donde te pierdes y todo va siendo ceniza
IV
Y soplo la hoguera como un condenado
mientras sonrío a la ironía de la vida,
porque a mí ya ni mi propia aorta me fía
pero no me canso de prestarte aire
para que ni medio instante muera.
(Porque al fin y al cabo siempre guardaré
aquello para lo que no existe palabra alguna,
y sólo por eso, señores pesimistas y desagradecidos,
merece la pena el paraíso que evoco una y otra vez
escondido donde nadie ve brillar a la luna,
donde en silencio nos mece lo vivido,
para que por fin podamos ser y hacer,
sin miedo alguno, sin lastres, sin dudas)
eS preciosO, ademas de sincerO, aunqUe pueda pareceR triste por eso de echar de menOs deja un sabor distintO
ResponderEliminar"Y soplo la hoguera como un condenado
mientras sonrío a la ironía de la vida"
uN besitO
Graciass loca. Triste no, pero algo de angustia lleva, que me la noté yo jaj. Un besoo
ResponderEliminarUn beso muy grande de la dama de hierro (casi fundida) :)
ResponderEliminarOtro para tí. Sabía que algún día acabaría con esa pose férrea anglosajona de tres al cuarto xD
ResponderEliminar:)
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