Llegó septiembre como de costumbre,
un niño había tropezado y después de llorar
-como si nada-
cambió de tercio, lo vio más claro y empezó a reir.
Pronunció su primera palabra: Timbre
y según la escuché sonó y según sonó me perdí
en un patio infinito
a jugar con verbos que aún no tienen nombre.
...
Llegó septiembre pero Nunca antes
me habían hablado los ojos de una bruja sin boca
dicen
que ya es hora de no volver al aula
-que toca
clausurar el viejo lenguaje, descerrajar las jaulas-,
que Ayer
es solo un tempo para empujar estatuas.
dicen sus pupilas púrpura-tinta de la aurora-
que todos somos niños sin dientes
y hay que caerse, partirse la cara,
para sentir la vida como sentimos Ahora
esta montaña rusa que nos saca cada entraña por su risa
y cada herida por su cicatriz;
que estremece cuanto somos hasta cada puro extremo
pero nos sujeta y fluye sola.
...
Llegó septiembre
con verbos que aún no tienen nombre,
mirándome como yo te miro a tí
-como nos mira el agua-
hoy que diluvia en todas direcciones.
27 septiembre, 2016
TRILOGÍA DEL AGUA (II): PUEDES INSISTIR
Se pervirtió la luz tras un vestido rojo,
atardecía un día cualquiera en las fiestas de su barrio
y la piel del cielo desembocó en carmín.
No estorbó la distancia entonces,
el navío del tiempo atraca donde la marea muerde
-preguntándose-
una mente o sus dientes ¿qué da más de sí?
Interrogantes y retórica en una instantánea
-carne de inconsciente-
si dicen que tienen techo o paredes mienten
estos abriles aún sin abril
que ha llovido, sí,
tanto y tan espontáneo que naufragó el delirio- mi rara avis-
sobre una arena añil.
atardecía un día cualquiera en las fiestas de su barrio
y la piel del cielo desembocó en carmín.
No estorbó la distancia entonces,
el navío del tiempo atraca donde la marea muerde
-preguntándose-
una mente o sus dientes ¿qué da más de sí?
Interrogantes y retórica en una instantánea
-carne de inconsciente-
si dicen que tienen techo o paredes mienten
estos abriles aún sin abril
que ha llovido, sí,
tanto y tan espontáneo que naufragó el delirio- mi rara avis-
sobre una arena añil.
Al verlo huyeron hasta los fareros de ese viejo puerto,
asustados por su propio parpadeo,
como si no existiese Norte alguno -un solo paradero-
y de repente la roca se descubriese ola.
Espuma y resaca;
búscame tirado en la playa de la vida ociosa,
llevo escrito en el brazo un número por si la avisas,
fingiré estar casi muerto hasta su boca a boca
-le diré al oído Si quieres, puedes insistir-.
asustados por su propio parpadeo,
como si no existiese Norte alguno -un solo paradero-
y de repente la roca se descubriese ola.
Espuma y resaca;
búscame tirado en la playa de la vida ociosa,
llevo escrito en el brazo un número por si la avisas,
fingiré estar casi muerto hasta su boca a boca
-le diré al oído Si quieres, puedes insistir-.
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