20 abril, 2011

Poético Esperanto (III): Cronos



Ya se fueron aquellos años…

Se fueron todos,

a medida que ardían las horas;

se fueron,

calentando extraños minutos

al fuego lento de los segundos

que cada centésima nos devora.


Ya se va éste momento,

como se irán tantos otros,

ajenos a una nota de papel

donde le recordaba al tiempo

que es demasiado avaro.


Ya se fundió el tiempo

como relojes de Salvador,

como agujas sin ruedas,

como si a su salida el sol

no dar más calor quisiera.


Ya te vestiste de espanto,

prostituyendo tus esperanzas;

sabes que hoy nadie reza

si va disfrazado de esperpento

y cada vez que tropieza

olvida que existe un esperanto.


Y no miento,

si te digo que el movimiento

de cada uno de los cimientos

de esta casa maderera

es el tempo de un momento

que pudo ser la última calada,

el último cigarro,

el último aliento.


En cambio,

nadie recuerda cómo pasa todo,

y así mueren las madrugadas.

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