Sentado en la azotea sobre segundos hechos de humo,
te pienso en calma sobre ésta ciudad maldita
hasta aullar con el aliento que le queda a la luna.
Uno a uno, pasan los golpes de la aguja con sus recuerdos
e incluso tus lunares dejan alguna nota escrita;
una amenaza convincente al mazo que suele usar el olvido.
Bajo las estrellas nace una verdad universal por calada,
como que la suerte nunca se olvida,
hay luchas que no servirán de nada
y el destino tiene pocos comodines pero juega con tu vida.
Nace una verdad por cada mentira;
mil millones de perdones cuando nadie mira,
tus pupilas, como cada noche, buscando salidas
a las heridas, el tiempo perdido,
el desengaño y la fatiga…
A los momentos más jodidos que te imponen una huída.
Y en busca de judías mágicas
me subo a las últimas caladas que doy a la suerte
y cruzo la puerta de lo trágico
con el impulso, hoy en desuso, de no ser recluso
de la angustia que llega por telegrama urgente.
Es precioso. Imagino que el día que dejes de forzar la rima consonante y solo escribas lo que sientes serás un genio. Te leo siempre y es lo que a menudo pienso...
ResponderEliminarUn beso poeta,
Clara