Duros días de contradicciones sobre la piel del ayer...
Vago bajo las luces que brillan en las calles,
busco entre las sombras de mis recuerdos moribundos
esperando que Oriente no se olvide de mis recuerdos
y me traiga algún nuevo detalle donde la risa estalle.
Fiestas que significan para cada uno
las suertes y odiseas de su caleidoscopio de texturas;
lo que cada trazo de su vida quiso oportuno.
Y camino con mi alma escondida en un trozo de papel,
como los sueños de los locos tantas veces:
perdido en el dulce y eterno tiempo aquel
donde uno se limita a sonreirle a todo mientras crece.
Echando de menos la voz de tus Buenos días,
conversaciones sobre cualquier historia
mientras en un vinilo de Van Morrison suena Gloria
y en el humo de tu pipa viajan mis utopías.
Imaginarios copos de nieve caen sobre ruinas romanas,
mi soledad, llena de rabia, intentando atraparlos en vano;
fragmentos de momentos bajo la luz de otra mañana
se deshacen y escapan ante mis ojos, como agua entre las manos.
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