Moría por estar a tu lado
pero no soy de piedra ¿sabes?
Por mucho que lo parezca,
que cierre la boca
y deje estar mis verdades
jugando al ahorcado.
Que de tanto tenerte cerca
y sentirte lejos,
de tanto ser en tu boca
cuando tu boca apenas podía,
se hicieron kilométricos los sueños,
pesadas las razones
y unos quinientos calendarios al día.
Y ya no es azar la piel que me viste
en las más dispares travesías;
porque siempre juego a doble o nada
y toca ir nadando tras balsas pinchadas
a las orillas donde el deseo naufraga.
Yo te quiero mar, playa e isla;
tú eres odisea y encrucijada.
Y a veces por mucho que piense,
por poco que haga,
las muecas indiferentes
que no dicen lo que siento
son ruletas rusas sin balas.
Mentiras cargadas de extrañas coartadas;
apretar el gatillo
una y otra vez
y esperar en un juego
donde el tiempo se pierde y nadie gana.
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