Aún te busco,
desde entonces entre presentes,
en mis dudas enormes
y las certezas meridianas
a las que otras dudas suceden.
Te busco entre esas páginas,
en la cresta de mis silencios
y el escondite de cada ruido
por este mundo que tanto andaste.
Se va tu voz
y cuando eso duele la imagino
tan cercana como puedo:
alivia pensarte a mi manera,
en el más acá de esta cabeza
por tí indomable.
Se va un recuerdo
y araño cuantos puedo;
siempre son tantos
que tú eres Siempre...
Única definición clara
que hay en mi credo.
Un siempre dulce,
sin avaricia ni sufrimiento,
que arranca a la muerte
lo que pueda tener de cierto.
Porque siempre te busqué
pero solo ahora sé hacerlo aprendiendo,
con tu mirada y tu aliento
de quién acepta cada verdad con dignidad,
ya sea llorándola, ya sea riendo.
Con los ojos tristes,
los alegres e imposibles,
los ojos claros que son realistas
y los que delatan desconcierto.
Ojos que miren lo que miren,
lean lo que lean,
escondan, digan o caminen
sepan estar abiertos.
Herencia de un padre,
de un amigo,
también maestro.
La sangre que te busca,
la que hoy derramo
si me vierto.
Este no lo había leído, me ha hecho reír y ahogar las ganas de justo lo contrario, tu corazón es el suyo....
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