Qué razones tienen las bestias
para hoy decirme "Ya basta",
tras tanto invierno en sus dientes
masticándome la inocencia,
engullendo sanas esperanzas.
Sólo puedo ser desobediente
y quitarme esa vieja rabia,
las espinas de aquella flor
que otros no vieron y cuyo olor
me hace sonreir, ajeno al temor,
y ni de penas se me contagia.
Hoy sólo quiero envolver los dramas
y agitar la caja que te entregue
para que al abrirla veas
cómo todo se convierte en nada;
que el tiempo es una herida leve
bajo saliva cicatrizada.
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