29 agosto, 2009

Sádicos sicarios


Encuentro la paz en suaves silencios, breves instantes,
hasta que un ruido por inercia me devuelve al crudo presente...
Como lo que el preso siente cuando es inocente
y bajo el mazo del juez hay un traje de culpable.

Sentencias te destruyen cuando pides que nadie hable,
al hombre le encanta joder lo que para otros es intocable...
Falsas conciencias que por inercia dictan sentencias,
puedes ser libre, mientras no toques su enjambre.

Y hay letras con acentos que matan,
comas que atan
y minúsculas que maltratan,
también mentiras vestidas de camaleón
por una técnica llamada retórica,
perfecta para explicar el eterno estado de excepción.

Y lo militar se pinta de paz legítima
con buenas dosis de cosméticos,
el rigor de una impecable estética,
métrica tétrica es la teoría de la práctica,
esconde tus flechas, tu esvástica,
con un rey y bipartidismo político
y tendrás el éxito de un espectáculo pirotécnico

Es así, informativos muestran invasiones
con trajes de luces y emocionantes explosiones...
Contradicciones, pero nadie siente nada,
la rutina del terror, al fin y al cabo, no es un error
sino una gran jugada…

Su director… Endiosada maquinaria global
dejada del beneplácito del ciudadano leal
que confunde bienestar con honestidad,
devoto de votos al mejor postor,
aunque sea otro apóstata apostol.

Que es muy fácil hablar con los bolsillos llenos,
pero no hay veneno tan certero como el miedo
a que un día toque repartir la tarta
y no comer más a la carta, aunque haga falta
para que la injusticia no sea una lacra intacta.

Mira de uno a otro hemisferio...
Llegará un momento en que vivamos en aristas
con máscaras de suicidas terroristas
para escapar de tanto tedio.

En serio, qué hablas de odio, observa el asedio,
otro episodio de lo que siembra su puto imperio.
Ansiaremos ser el sádico sicario que acaba con ellos,
uno a uno, sin pausa, que sea el empeño.

¿O acaso no merece el que así su poder mece
que sangre su abdomen con el pico del dolmen
fabricado a su orden para la memoria posmortem?

Historia del insulto, otro dictador, juez, militar,
pseudónimos de ab-uso de la autoridad.

Escribe otra farsa que amanse a las masas
desde el opulento flexo del discurso inconexo,
pero un apunte:
la realidad tiene dos caras, el haz y el reverso,
y puedes engañar durante algún tiempo
pero las verdades salen a flote,
por mucho que las retoques
el boca a boca también hace memoria

Sí… Lo demostró la historia,
la retórica de los poderosos
es el absurdo del borde del acantilado rocoso,
donde todo aparenta ser muy duro
pero sólo esconde miedos para asegurar futuro.

Confío en el cambio
que empieza por lo propio,
no en la autoconciencia del hombre
cuando por inercia engaña a su hambre
mientras se dice libre entre alambres…
Buscar primero que no nos cambien.

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