Hoy, que no sé cuánto queda
de lo que fui ayer,
dibujo recuerdos en la arena,
así antes de que me quemen
o la marea se los lleve
puedo volverte a ver.
Con la nostalgia del navegante,
no sé, ni yo me entiendo,
tanto tiempo luchando
y tan rápido muriendo...
En este segundo perdido,
cuando el tiempo es la sangre
que bombea en mi cuerpo endeble,
sé que aprendí de lo vivido,
pero no a hacerte sentir
todo lo que yo he sentido.
Ahora advierto mi alma en el techo,
pensando baches, blandiendo su hacha,
contrastando mis sueños y los hechos,
y sé que perdi la ocasión...
Ahora despierto con la voluntad muerta,
y me resisto a no tener respuestas,
pero una sobredosis de realidad
me dejó sin derecho de admisión.
De ahí mi eterna contradicción,
preguntan por qué soy tan débil,
porqué te echo de menos
aunque sepa que no puedo...
Es la única respuesta fácil:
mi puto corazón me volvió frágil
y me dirige desde su puto atril.
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