Ahí fuera llueve,
y espero que a nadie le importe.
Que se atasque la rutina
hasta inundar esas calles
que nos asfaltan la vida.
Llueve a ríos, a afluentes
y se desbordan como quieren
en su tránsito fugaz
hacia cualquier eterno cauce.
Llueve sin permiso ni disculpa,
como cuando te miro, sin más,
y no sé si eres tierra o nube.
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