Me enamoré de una máscara,
pero la máscara no me hizo feliz.
Rompimos moldes y bajo la cáscara
el bello sentido de descubrir.
Me enamoré de la piel, de la carne,
de ojos y boca callándome,
mentes tocándose, dedos riendo.
Hasta el día que no estuvieron ahí
y la distancia nos dejó
solo palabras y pensamientos.
Te pensé y te dije,
entre kilómetros te maldecí,
hasta que el tic-tac del tiempo
aclamó nuestro silencio.
Y entonces,
como un claro en la noche,
una dulce lluvia en el infierno...
Sólo entonces te descubrí.
TÚ, verdad.
TÚ, recuerdo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario