¿Adónde vas tú, niño viejo?
Apenas quedan reflejos de tí en ese espejo,
solo un gato que tiene entre ceja y ceja
una madeja llena de complejos,
tan cegado que no capta las moralejas
ni atiende buenos consejos.
¿No sabes que vives entre fronteras invisibles?
Sean de prejuicios o ignorancia esas rejas.
¿No sabes que perdiste el alma en aquel declive?
Cuando tú tenías hambre y ellos un plato de lentejas.
Te sirven los restos en una bonita bandeja
si a cambio juras lealtad y no te quejas.
Al fondo, sobre la barra, un borracho
con su botella de ron añejo,
mirándote, callado, analizando los hechos:
"Devúelveme al niño y quédate al viejo,
con su equipaje de mentiras-objetos".
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