Asoma la primavera
por el ombligo de mis quimeras
y saca el tiempo segundos
de su maldita trinchera.
El monstruo de las mil caras,
que ansía aplastar los días;
me dice que me acostumbre,
que el resto son tonterías.
Ayer lo soñé y no puedo,
lo siento su señoría,
me obligo a hacerlo despierto,
mis ojos ya no se fían.
Que tengo aún sentimientos
debajo de mi hipocresía,
dibujando atentos
lo que llevo dentro
diciéndome "tonto,
creía que ya lo sabías".
Con los pájaros perdidos
entre vientos sin veleta,
agarradito a la cornisa
de mi inocencia analfabeta.
Dicen las agujas rotas
de la esfera que uno mira,
apréndenos hoy libres
y no pienses, sólo respira.
por el ombligo de mis quimeras
y saca el tiempo segundos
de su maldita trinchera.
El monstruo de las mil caras,
que ansía aplastar los días;
me dice que me acostumbre,
que el resto son tonterías.
Ayer lo soñé y no puedo,
lo siento su señoría,
me obligo a hacerlo despierto,
mis ojos ya no se fían.
Que tengo aún sentimientos
debajo de mi hipocresía,
dibujando atentos
lo que llevo dentro
diciéndome "tonto,
creía que ya lo sabías".
Con los pájaros perdidos
entre vientos sin veleta,
agarradito a la cornisa
de mi inocencia analfabeta.
Dicen las agujas rotas
de la esfera que uno mira,
apréndenos hoy libres
y no pienses, sólo respira.
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