Apenas te vi pasar
por la calle del ajetreo desmedido,
como un reflejo agarrado a una guitarra
descuartizando soledad de ruidos.
Sólo pude ver tu pelo, tus caderas,
la forma en que confundes el rastro
de los caminos cotidianos
con las veredas a un mundo perdido.
De espaldas,
como sueles desde que estalló la costura
que nos ataba a la piel de aquello;
epidermis nuestra
o de otros que ya no somos nosotros
por mucho que hayamos querido.
Para los creyentes amor.
Para los ateos química,
impulso de constru y destrucción,
principio de locura.
Consecuencia de haberte vivido.
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