Hasta que no enciendo una vela
y aplasto todos los relojes
puede estar llena la luna
pero yo no sentirme noche.
Hasta que no busco mi sombra,
la encuentro dibujando otras formas
y me descubro en una asustada pared...
...No recuerdo qué es la conciencia
ni su contemporánea condición de exiliada.
Qué fácil olvidar ¿No?
En el barullo de calles sin nombres,
entre los días de las verdades sitiadas,
cuando la comodidad no impide dormir
pero sí sentir algo que no sea nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario