06 mayo, 2015

QUE NO, QUE NO

De un lado la cálida luna despidiendo su alegre noche;
del otro un traicionero sol anunciando el día siguiente.

Siempre fue el cielo alto valle de temporeros,
tan certeros en sus emboscadas como poco acostumbrados
a que les desdigan el sentido de su corriente.

Pero hoy no,
hoy les digo que No, que Me niego
a ignorarme los decibelios, ya indomables, en la tripa;
el tam-tam en esta selva de animales sin miedo
que se rebelan sin pensar si les consienten
las horas y los peros con que el orden siempre limita.

Le digo que no al reloj,
que No, QUE NO,
que no me bajo de esta sonrisa.

Que quiero seguir sentado en sus labios,
donde todo es más y más precioso según se ríe;
donde nacen las gomas de borrar lo vanal 
y crecen lápices para nuevos abecedarios
que los dedos descubren viviéndose sin esa prisa.

No puedo, ni me apetece,
bajarme y dejar de admirar el mundo según su lengua
mientras balanceo las piernas y su boca me tiñe de colorElla;
mientras pellizco sus labios y siente las cosquillas  
y, en el crepúsculo que dibuja la longitud de onda de su carcajada,
descubrir que aún me queda mucho por aprender a describir
para poder sentir que conozco la belleza en su verdadera esencia. 

Que desde aquí puedo verla libre,
lanzando cubos de locura al aburrido horizonte
que otros enmarcan sin preguntar
a la justa altura de clavar un marco en su frente.

Perros que aúllan, lobos moviendo su cola,
caballos que sobrevuelan pájaros galopantes
y cantan su pura alegría;
a ver si acaso pegarle algo al resto del tiempo
de mecánicas vacías para agujas indecentes.

Que no, que no;
aquí me quedo por mucho que digan
que ser realista nos hace bien
en el imperio de las lentes sin pupilas.

Que no, joder;
que todo es una sarta de mentiras,
que a cada beso se me agarrota un verso
en la garganta del corazón
siempre cantando en primera fila
contra ese mundo ajeno a lo hermoso y sincero,
incluida la ingenua utopía.

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