La bida es mucho más dulce entre esas piernas,
sentí y pensé, me estremecí
y con V de placer forjaste mi avsurda dixlesia.
Pero quién no pierde el norte y la ortografía
cuando un gemido te onomatopeyiza hasta la fé
y morderse los labios a intervalos define el mutuo placer:
"érase una vez dos cuerpos en perfecta sinergia".
Que recaiga toda tu expiración en mí
y, cuando estés sin aliento, pueda pedirte revancha.
Hablo con la mirada cuando no sé decir,
"eres luna llena hundiendo sus puños en arena",
pensé. perdido en la piel
que hace un rato obstaculizaba tu falda.
A duras penas lo traduje
y algún fonema pareció hacerte reir.
Diccionarios en blanco y un mutuo pacto;
la tinta invisible tiene su encanto,
como cuatro pupilas que, estando juntas, se dilatan.
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