Soy yo el payaso que quiso ser niño sin complejos
y ahora camina con regaderas llenas en sus manos;
piso cristales de espejos rotos
por la avenida de una guerra que nunca empezamos.
Entre los escombros crecerá una flor,
y otra, y otra más,
según se tambalee el agua al urgente paso.
Serán como migas de pan o baldosas amarillas,
alegres pistas entre huellas de barro,
de cuando fuí a darnos de beber a las bocas de cada sed,
de cada día sin poder ser, de cada error y cada herida.
De ese camino que fue su guerra
haré una vía para compartir mi paz sin fin...
Será las flores que hoy nos regalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario