Temo que
los errores me pinten
esta
mansión de mensajes de antaño;
que esas
amplias ventanas no existan,
la
claridad sea sólo un otoño
y caigan
hojas, persianas, empeños
para
guardar en sepia de paños.
Temo no
estar a la justa altura,
no saber
por qué sonríes
o cuando
te abandone la locura
cómo
devolverte a sus brazos.
Temo
verte inconclusa y triste
y,
aunque te bajes tu sola la luna,
no saber
cómo acompañarte.
Temo que
todo acabe,
y en el
egoísmo de no perderte
te
pierda de tanto quererte
y no
saber comportarme;
cosas
que ocurren, ya sabes.
Temo ser
sólo un recuerdo,
otro
pasaje de esos
hechos
de principios y finales.
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