Quiero desmenuzar la vida
sin un solo camino ni amarillas sus baldosas;
pintando de verde la sangre,
rojo esperanza y blanco verano,
según me surja en la paleta
y mis pinceles viejos (sabios, no desgastados).
Verter cubos-sorpresa hasta en las esquinas
macharos a oscuras hasta no sentir las manos;
sentir que la locura cubre nuestra piel,
nos desnuda de imposibles
y por fin nos viste aquello que amamos.
Quiero un amor sin bridas,
que no me impida ser cómo soy
ni me mida en función de cosas;
rinocerontes en estampida,
jauría de lobos, gatos que juegan
con ratones y perros a ser panteras
y no tanto aleteo de mariposas.
Quiero una amistad sincera,
sin dictados, obligaciones ni prendas,
quererte cuando eres así
pero también cuando sólo lo intentas.
No quiero una polla azul
ni tanto coño color rosa;
menos géneros con veneno
y más mentes sin letreros
ajenos a ese haz de luz
que nos condena, silenciosa.
No más purpurina en la verbena
de patriotas con banderas
defendiendo mil mentiras
que no soportan ni sus fronteras
y terminan siendo fosas.
Quiero quemar lo que me lastime,
darle a la luna un bidón de gasolina
para que el fuego nos abrigue
en esta noche tan preciosa.
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