10 septiembre, 2015

LA NOCHE MÁS OSCURA

La noche más oscura llama a las puertas de la catedral
y las viejas pesadillas abren la boca, asustadas;
como si hasta ahora todo hubiesen sido hombres enmascarados
jugando con niños a una vida de trucos o tratos
y descubriesen, de pronto, a sus propios demonios devorándoles.

Resuenan los nudillos golpeando
y la parsimonia del reloj se rompe en mil pedazos;
ecos de martilleos, carpinteros fabricando ataudes
en los tiempos del cólera.

Las eternas sombras, una a una, aparecen
alrededor de mí, acechando,
tan reales que no distingo si sigo despierto,

La habitación, desde luego,
es la misma que hace un rato.

La diferencia es que no puedo abrir los ojos,
ni moverme,
tan sólo mirarlas, inmóvil, desde esta cárcel
mientras vienen a matarme.

Y grito contra un muro, sudo agonía,
suplicando a mis párpados que despierten.

Mientras vienen a matarme. 

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