17 marzo, 2009

Sombra sin nombre

Hay quienes piden veneno para paliar sus penas,

yo lo hice a veces y tropecé con mis propias cadenas…

No sé si nací triste o me entristeció crecer así,

con la lejanía de un extraño que, presentía, era yo,

letanía de una sombra sin nombre.


Y según llueven certezas, en la tierra amanecen dudas,

la rareza de la vida es que no te encuentras

hasta estar solo o contigo mismo en la sepultura,

si es que entonces te conoces.


Sincera-mente:

Prefiero que el ahora me haga trizas

entre incertidumbres

mientras cambio guiños por sonrisas;

para qué saciar el hambre en una cumbre

donde la verdad está hecha de cenizas.