28 diciembre, 2006

INOCENCIA Y SUEÑOS

Crecen los niños, sueñan los primeros
y lo hacen despiertos, sin pretender quimeras;
advierten y juegan las contradicciones:
incesantes preguntas, inocentes explosiones.
El mundo se detiene, no acepta
que le revelen: mundo imperfecto.

Pero los niños sueñan,
deshacen los peldaños
y con empeño ruedan
sin saber de la gravedad.
Acarician la verdad
cuestionándolo todo,
Y suben, suben…
¡Ya lo creo que suben!
Sepultan el lodo,
se acercan a tu lado
y te ofrecen sus alas:
¡Sube, sube!
Ya lo creo que subo.

Aunque te muevas y caigas,
levanta, nunca digas
que no puedes
¡si te ayudan!
¿Olvidaste esas alas?
Exhala, exhala…
La esperanza
no es un cuento de hadas,
es una danza,
late desde que naces
y aunque la disfraces
late, es vida que mece,
el Ahora que mereces.

Crecen los niños, sueñan los primeros,
se hacen mayores y olvidan quimeras.
En este mundo imperfecto, dicen,
el sufrimiento es seguro, también cicatrices
y nada cambiará por mucho que analices.
Pero la luz se enciende,
un momento, para…
¿cómo entender lo que no se entiende?
sólo un sentimiento te ampara:
o ahora ó nada.
Y sueñas,
Aunque caigas sueñas…
Y subes,
Aunque cueste subes…
Porque sabes que puedes;
eso, que no me lo roben.

13 octubre, 2006

Sus pies de barro

Estaba cansada. Medianoche. Quince minutos habían pasado desde que cruzó la puerta y entró en casa, tras un largo día de trabajo. El colchón le llamaba insistentemente, a la par que su hermano y otra chica con la que compartía piso lo hacían desde el salón, donde el televisor también resonaba al comienzo de cualquier teleserie. Pero ella no escuchaba. No quería. Necesitaba algo de soledad y, sobretodo, un poco de calma. Demasiadas preguntas y ni siquiera había podido sentarse a contestarlas. Así que volvió a abrir la puerta, esta vez para salir sin prisas. Escapó del portal y poco después de cada calle.

Por fin llegó al parque. Se tumbó cerca del río. ¿¿??. Algo fallaba: las estrellas de anoche no estaban allá arriba. Como siempre, las necesitaba, y no comprendía aquella ausencia. Quizás por eso su cara se tornó triste y una lágrima descendió lentamente hasta su mejilla izquierda cuando, tras incorporarse, cerró los ojos. En ese preciso momento comenzó a llover.

Una inmensa torre resplandecía de forma tenebrosa en medio del desierto. Bajo aquella siniestra construcción había nacido años atrás un bello oasis, lleno de vida, pero la autoridad y su peso no entendieron de respeto y sepultaron la savia. Ahora solo quedaba aquella torre, y el resplandor de un festival de velas que había comenzado en su interior con motivo de la reunión de los poderes y sus máximos representantes Abusos les llamaban a su llegada, en recepción. Ésta se encontraba a 20 metros de altura, donde fue creado un parking para aviones que permitiera alejar a los invitados de la muchedumbre que desde hacía años acudía hasta allí y desde abajo gritaba pidiendo ser recompensados por los daños causados, puesto que el oasis era el único recurso que los lugareños habían podido disfrutar para vivir más justamente desde que nacieron. Como respuesta, desde la primera protesta los dueños de la torre lanzaron toneladas y más toneladas de tierra sobre los manifestantes, de modo que estos tenían que correr y escalar para sobrevivir a cada uno de los ataques; además, también tenían que estar en estado de alerta constante por si acudían las máquinas de los amos, cuya misión era prensar la tierra de modo que esta, en bloque, sirviera de base a la torre y ésta fuese cada vez más inaccesible.

Aquella noche el cielo el cielo se cubrió de estrellas como nunca antes alguien hubiera podido imaginar. Una tras otra, llegaban y descendían; a ojos de los lugareños, parecían acercarse a verles a ellos, y también la torre y lo que allí ocurría. En aquel momento, grandes montones de arena empezaron a caer desde la torre. Muchos quedaron sepultados; otros consiguieron salir, pero rápidamente comenzaban a escarbar en busca de quienes faltaban. Los gritos no cesaban. Tampoco el desesperado movimiento, ni la agonía de la búsqueda aún incompleta… Hasta que todo se paró y quedó tan solo el silencio del sufrimiento y la rabia meditada, que no es tanto silencio si se escucha con los sentidos. Pero no se podía hacer nada más, sólo dejar pasar a la impotencia. Todos se fueron con ella a casa, probablemente. Cuando ya no había nadie bajo la torre, aún se podía oír dentro de ella el festejo, el baile y las risas de los amos y sus invitados, que en ningún momento habían parado de celebrar su reunión. Fue entonces cuando las estrellas, que habían visto todo lo ocurrido, comenzaron a llorar. Ellas, sueños eternos, necesitaban desahogarse, pues no eran, ni mucho menos, de piedra. Y millones de lágrimas cayeron. Los dueños de la torre no habían previsto aquel llanto. No previeron que en aquel desierto fuera a llover de ese modo. Por eso la torre empezó a hundirse e inclinarse.
Desde la lejanía, tras las dunas lo vieron quienes minutos antes habían tenido que huir. “¡Mirad hermanos! ¡La torre está desapareciendo!”. Y así era: la bestia tenía los pies de barro.

Improvistail (I):Cómo se lo flipan las agujas del reloj...


Si no lo veo no lo creo,
como se lo montan los relojeros,
teatreros con dinero que juegan a ser temporeros:
primero te venden el material
y luego “ahí te las apañes” con ese invento inmoral
(te equivoques, te desmayes,
llegues tarde o te rayes,
¡les da igual!).

Pero más aún que esos malhechores, rompecorazones
me joden las agujas del reloj, esas brujas
en burbujas que son pirujas y bien malas,
no sé si por alienadas, atrincheradas, iluminadas,
acartonadas, metalizadas, empolvoradas, cristalizadas o escuchimizadas,
pero siempre despojadas de respeto al estudiante,
al que putean sin descartes y marean desde horas antes;
éste, inteligente y ante todo protocolo inocente librepensante,
cree tener como amigas siempre-positivas a las agujas del reloj
y no desconfía ni cuando entra en clase, en los momentos de bajón…


Mas cuál es su sorpresa cuando sopesa y se le atraviesa
el entremés de la media hora para salir,
que aparenta ser el más valioso souvenir,
y se da cuenta de que las agujas segunderas ralentizan de veras
su ritmo típico, y crítico acechas la movilidad de esa flecha
que advierte tu cabreo y empieza con el mamoneo
de “ahora me ves, ahora te veo”…
…y se para…y se para…


¡¡¡¡¿¿¿Por qué???!!!!

30 agosto, 2006

El juEgo de los nadiE


Se encontraron allí, sin saber dónde, escapando del odio entre trincheras colaterales, antesalas del sufrimiento. Ni tan siquiera un saludo medió la novedad. ¿Qué podían hacer allí tres niños? Comenzaron a jugar. El escondite provocó, entre las ruina y el incesante ir y venir de gentes, más que cualquier otro entretenimiento. Pero tocó pronto esconderse no de ellos, sino de aquellos, adultos uniformados, y aquellas (armas las llaman sin inmutarse). Al menos cayeron los tres en el mismo hueco, cuando sus madres les consiguieron un aparente refugio. Empezaron a hablar, entre el miedo y las risas de la natural incomprensión, soñando como se terció, de ese modo con que los niños se agarran a la imaginación y lo ven todo tan simple... No tardaron en cambiar el mundo una vez más, como hicieron ayer con otros niños, y también solos. Lo salvaron, otra vez.

Aún recuerdo aquellos días. Es maravilloso poder hacerlo, y es una pena que aquellos sueños no fuesen nada, que tres niños no fuésemos nada. Por supuesto, tampoco fuimos nadie. Tantas veces soñamos y danzamos los nadie...brincos entre la luna y el sol de tantas formas como quisimos y, claro, nos negaron…


-¿Algo para comer, por favor?........................................Lo que sea me vendrá bien…Eso sí, póngale un poquito de esperanza, si no le importa,………para que no me mate el hambre.

Firmado: Otro “nadie”.

11 agosto, 2006

Diario de un visionario (I): Porque yo lo valgo.

Está decidido. Nada me parará. Ni nadie. Probablemente serán muchas las trabas que tendré que superar, desde el rechazo de la sociedad hasta los dolores de un postoperatorio que se presenta complicado, debido al contraste entre mis escasos 60 kilos y mis cansinos 2 metros de altura. Pero no importa. Todo eso no será más que un contratiempo, porque hoy tengo fe. Sí, fe. ¿Y cómo no? Al fin y al cabo, hay señales muy claras, y yo soy especialista en captarlas.

Ayer la señal definitiva vino a mí. Aún la veo: me acerqué a la cocina a prepararme un delicioso sándwich de chistorra con queso y, sorprendentemente, las dos rebanadas de pan que, cual oasis en el planeta Choped, quedaban en el envase estaban cubiertas de una consistente capa de moho. Ésta, en principio, debería haberme enviado de cabeza al supermercado para renovar mis provisiones alimenticias. Pero no fue así. Al contrario, un simpático gusano surgió de entre el material y me dijo…”anda, no seas tonto, que esto está dabuti. Enga, que te invito”. ¿Por qué no?¡¡¡Sííí!!!, pensé, a la par que la euforia invadía uno a uno todos mis sentidos. Y me comí la rebanada de un bocado, sin más preámbulo ni aliciente, con la misma ansiedad y alegría con que un niño prueba, como anfitrión, la tarta de su cumpleaños.

Exacto… Vomité, gusano incluido. Pero aquel momento no lo olvidaré jamás. Comprendí como nadie nunca haya imaginado a Eva, aquella gran mujer original que simplemente se dejó llevar por su intuición, por su curiosidad, por esa libertad que le negaron, y mordió aquella suculenta manzana golden. Por eso he descubierto mi esencia de mujer, y lo tengo más que claro: voy a ponerme tetas. Y de las buenas. Lo demás, por ahora, se queda en su sitio (no te preocupes, pichurrita).

08 agosto, 2006

Órdenes colaterales


Órdenes...
como leyes naturales,
como imperios y redes...

Órdenes...
carreras de cuádrigas,
afilados látigos...

Órdenes...
alarmas amparan,
lentes en vigilia...

Órdenes...
fabricando orden
(y desorden, hombre...)

Órdenes...¡ÓRDEN!:
diferencial de densidades,
poso exigiendo papeles
y olvidando el respeto,
amenazando al pícaro,
condenando sus vísceras,
¡kamikazes incoherentes
por y para la orden!

¡A LA ORDEN!
¿Quién la encontró?
¿te acechó la sal?
¿perdiste algún sentido?
Porque quizá quiera volver,
digo... ¿ego?
Se lo llevó,
sí...¡la orden!
¿quién si no?

Ella,
tan sensata y medida,
tan grande y competente,
perspicaz,mecanizada,
más que segura, es cárcel...

Órden
entre órdenes.

Órden,
poesías bélicas:
presos y garantías,
plazos y tratamientos.

Alguien escapó.
Gritó al mar...
¡órden!
Éste arrastró lágrimas,
sueños abandonados,
la libertad sola
como tantas olas,
como el comienzo
y el final: ÓRDEN.

La órden,
sinónimo de autoridad,
desquicio de ambiciones,
y el deambular de presos
bajo fronteras de odio,
sobre el llanto de esperanzas.

07 agosto, 2006

Cuando el universo baile SKA

Se comportó como un bufón Cronos cuando traté de comprender que el universo es ondulado. Se excedió tres constelaciones, amparado por una cruel capa de lodo movedizo que desde hace décadas a tantos millones de personas nos ha querido esclavizar al pensamiento más único y cuadriculado. Y así ocurre que aún ahora sólo momentos de contradictoria lucidez me dejan deambular entre reinventos más certeros en los cuales somos minúsculos los hombres y absurdo el complejo residual de guerras y opulencia que esparció por este planeta, en principio Tierra, la atrocidad del egoísmo y la irreal posibilidad del poder como complemento circunstancial de orden. La autoridad no es atributo, señores monopensadores; sería más bien, siguiendo su estela, también complemento circunstancial, llamémosle de negación. Múltiples demostraciones diarias no son apología de la paradoja: por favor, no se burlen de la inocencia.

No obstante, repito, hay momentos de lucidez. En ellos es posible escapar y fabricar con sueños un inmenso caleidoscopio que deje ver realidades y no realidad. “Gran idea”, advirtió una estrella, dejando a medio tempo su fugacidad, la primera noche. En la segunda ocasión se detuvo y se acercó a mí (me dejó bastante trastocado, debido a mi ignorancia respecto a sus capacidades cinéticas clandestinas). Acto seguido, me dijo que me contaría un secreto:

-Hemos tenido suerte, desde el momento en que fuimos vida. Todo un universo nos arropó desde el primer momento, y del mismo modo nos encanta arropar, acariciar cada latido, cada sonrisa. Es difícil veros cada día, a vosotros, seres en principio humanos, capaces de pensar y sentir, de reír y llorar, enfrentándoos cada cero coma, por cualquier motivo, como si nunca hubieseis descubierto la alegría de dar alegrías, de jugar, de cantar, de crear. Crear…
Por ejemplo, el otro día te sentí, igual que sentía a tantos, mientras bailabas en aquel bar. Una nota sucedía a otra, sin pausa, y vosotros bailábais, sin parar, cruzando miradas, dejándolas tocarse, como se funden los ritmos, como se aman sus instrumentos. Me tumbé sin que me vierais, sobre vuestro aliento, el humo de la paz y tantos otros manjares, y me embebí de aquel sueño. Fue un sueño veros bailar eso….SKA…
Pero mientras tanto otros morían, porque otros mataban, con fuego o con ignorancia, con olvido o con tantas otras barbaridades como pudisteis inventar desde el día en que abandonasteis lo que os dio la vida. Descubrirás por eso que necesito gritarte, para que me entiendas, que el día que todo el universo baile ska morirá la agonía que os destierra a cada paso. CUANDO UNIVERSO BAILE SKA OS ENCONTRARÉIS TODOS, y entre pogos viviréis la verdadera libertad que os espera, justa y visceral como la sed y la lujuria, el beso y la fusión, y nuestra mirada atravesando para siempre la oscuridad.

Desde aquella noche me subo al caleidoscopio y vuelo entre sus formas, sus incansables quimeras (que, estoy convencido, no lo son tanto), con calma y sin nada que temer. También me hundo cuando me pierdo y olvido, o, lo más preocupante, escapo por el miedo y no me importa olvidar. Es entonces cuando más necesitarán, probablemente, contar secretos las estrellas, y cuando más necesitaremos los inconscientes su empeño, de creciente verde e intensidad según caminas.

Pura vida...!

02 julio, 2006

Krujir Libertario es cantar de sentidos, sonreir hoy

Hay quien se encuentra. También quien no. Y ocurre además que hay quien no encuentra al otro; y quien ni tan siquiera lo intenta. Mientras tanto, existe un gran miedo que nos acecha con su destructiva esencia y nos avisa: "nunca lo lograrás".

Así, el perro es el mejor amigo del hombre y dicen que no tiene alma, y el hombre, aunque desee encontrar a tantas otras personas con las que su mirada se cruzó, advierte lo difícil que es, disputa una laberíntica batalla,cuando sufre, para dejar de hacerlo...y oye el susurro del miedo, gritando entre diatriba y diatriba "¡Danzad, malditos, danzad!". Entonces surge ese tajante amor propio que desde la infancia forjó la existencia, ese niño que aprendió a volar en algún momento y que pasa de dejar tan hermosa tarea. Y el niño, tan educado como el que más, le contesta: ¡Maldita tu puta envidia mamonazo, que ahí al lado tengo la salida, fijo! Y vuelve de nuevo a probar. Y descubre que el perro sí que tiene alma, y también ese al que mira, en el andén contrario. Y somos todos muy diferentes, pero volvemos tantos a probar que da igual si es chocolate o es menta, y si no da igual es porque queremos saber llamar a cada cosa por su nombre.

Pero el caso es que hay un niño dentro del chocolate, y otro en la menta, y en la fresa, la rosa o el cogollo más hermoso...y todos aprendieron a volar, aunque crean que ya no son capaces.

Un paraíso, lejos del papel de producción limitada, del eufemismo, del bucle diario y su desquiciada chimenea, de la vida de esclavos que tantas veces sentimos cómo nos atrapa. Un paraíso por vuelo, que no es oferta, y tampoco limitada; que no está tan lejos, que es hoy y será, si eso, mañana.

El krujir, el roce de cuerpos, de pupilas, de labios, de palmas, de bases y rimas, de distorsión y hardcore, de tinta y papel, de vida y sueños, de sonrisas y esperanza. Krujir de la libertad, krujir de niños escondidos que sintieron subidones y decidieron escapar, y el ladrar de perros que vuelve como son de sones, junto a tantas canciones que nos quedan por conocer. Krujir libertario