28 enero, 2016

RENACIMIENTO (IX): PUNTO DE FUGA

Lo único errante en mi camino fue
no saber que el único bueno
es en el que estoy,
aunque nunca sepa donde queda,

me perdí antes de mañana
y después de ayer,
en el punto de fuga
donde la vida se subleva.

El mirlo de la blanca estampa,
posado en el alféizar de mi ventana,
aun siendo Enero le cantó al verano
mientras me veía arder.

Y yo entre las piernas del mundo
riendo y pensando
¿Qué coño le voy a hacer?
Si nunca sé decir qué será de mí,
ni me viviré con la misma piel.

Ahora que ahora es ahora
y devora cunetas y trampas
para ayudarme a ser campo a través.

Ahora que ahora es ahora
y a pesar de los vanos pesares sé
que el único camino bueno
es el que me deja perderme en él.

10 enero, 2016

ÉRASE UN NIÑO GRANDE

Érase una vez un niño grande
con un tesoro metido en un cesto de mimbre,
aguardando cada día salir del trabajo
para volver a abrirlo y poder jugar con él.

Su mujer le escuchaba reir en un cuarto,
el único vacío de la casa
salvo algún que otro trasto
y abría la puerta apresurada ¿Qué pasa?

Él resumía: "Aquí, jugando"

A escondidas, cuando él no estaba,
ella abría la habitación y el cesto,
pero nunca encontraba nada.

Aguardaba entonces a que llegara,
a que subiera y a escucharle reir
para, rápido, irrumpir en la sala
con cara de Inspectora de Hacienda.

Y él siempre con esa parsimonia,
diciendo Hola
como quien tiene hechas las cuentas.

Espió a hurtadillas su teléfono,
buscó entre la vieja correspondencia
aquella mujer curiosa
ya corrompida hasta por los celos,
de no saber ni preguntar
por las extrañas circunstancias.

Aquel viejo cesto de mimbre que,
cuando se divorciaron los padres de él
y tuvieron que cambiar de ciudad
extravió el camión de las mudanzas.


El cesto que encontró décadas después
y, aún dentro, el latido de un viejo músculo,
su corazón y con él,
latiendo desde el recreo del mismo Ayer,
como si fuese la primera, cada vez,
del coleccionista de la propia esperanza.

CUANDO NOS DÉ LA GANA





Siempre faltó amor
en las cocinas de los barcos,
yo haciendo café y tostadas
mientras me asomo a la ventana...

...Cae la tarde 
y todo se vuelve un mar de luces,
como sus voces desde la cama.

Hay que joderse, cómo le agudiza el hambre,
ideas, ideas y más ideas,
nudos de sal con dulces desenlaces.

"¿En serio vamos a desayunar ahora?",
dice antes de reírse,
río antes de contestarle:
claro mujer, cuando nos dé la gana.