 Tras la madrugada, dos párpados nerviosos se suicidan. Deciden decirle adiós al juego de dados, anteponer la cuestión de placer a la de Estado, sutil diferencia entre el ser y el parecer. Salto con ellos por la ventana. Es un decimoquinto piso, pero el asfalto  esconde rabias y amortigua el impacto. Los vecinos observan, como si se tratase de un loco. Todavía hago y deshago el tiempo y sé distinguir colores. Pero ladran. Ladran.  El miedo les convierte en perros. Admiro sus pupilas. Ya no están ahí. Decidieron escapar.
Tras la madrugada, dos párpados nerviosos se suicidan. Deciden decirle adiós al juego de dados, anteponer la cuestión de placer a la de Estado, sutil diferencia entre el ser y el parecer. Salto con ellos por la ventana. Es un decimoquinto piso, pero el asfalto  esconde rabias y amortigua el impacto. Los vecinos observan, como si se tratase de un loco. Todavía hago y deshago el tiempo y sé distinguir colores. Pero ladran. Ladran.  El miedo les convierte en perros. Admiro sus pupilas. Ya no están ahí. Decidieron escapar. 15 diciembre, 2008
Sus pupilas
 Tras la madrugada, dos párpados nerviosos se suicidan. Deciden decirle adiós al juego de dados, anteponer la cuestión de placer a la de Estado, sutil diferencia entre el ser y el parecer. Salto con ellos por la ventana. Es un decimoquinto piso, pero el asfalto  esconde rabias y amortigua el impacto. Los vecinos observan, como si se tratase de un loco. Todavía hago y deshago el tiempo y sé distinguir colores. Pero ladran. Ladran.  El miedo les convierte en perros. Admiro sus pupilas. Ya no están ahí. Decidieron escapar.
Tras la madrugada, dos párpados nerviosos se suicidan. Deciden decirle adiós al juego de dados, anteponer la cuestión de placer a la de Estado, sutil diferencia entre el ser y el parecer. Salto con ellos por la ventana. Es un decimoquinto piso, pero el asfalto  esconde rabias y amortigua el impacto. Los vecinos observan, como si se tratase de un loco. Todavía hago y deshago el tiempo y sé distinguir colores. Pero ladran. Ladran.  El miedo les convierte en perros. Admiro sus pupilas. Ya no están ahí. Decidieron escapar. 
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me encanta
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