
Soy las pisadas de mis sentidos,
sentimientos perdidos día a día,
por eso pinto garabatos en poesías
que me acarician sin educar
y no mojadas hojas caducas
de absurdos tratados de filosofía.
Soy un beso inconcluso,
labios impregnados de ganas
que no olvidaron apenas,
de la nostalgia reclusos.
Soy un beso que se escapa
sin que lo busques,
ese cosquilleo en la nuca
que sientes cómo te atrapa
y termina de forma anormal,
desnudos con sed criminal.
Soy una canción sin nombre,
notas unidas por el hambre
de equilibrios en tiempos libres
susurros, dulces calambres,
que se visten de altos calibres
por si al silencio te acostumbras.
Soy también el vaivén de una cuna,
calma y vértigo,
frío o abrigo,
dolor o ternura,
intervalos mezclados a veces
según quién te mece.
Soy la sonrisa de un preso
que siente la brisa
de un invierno denso
después de unos años
y sueña volver a ser niño.
Soy el fuego que se enciende
por el bien de un vagabundo
mientras cuenta segundos
y piensa
"otro día más y no me hundo",
superviviente que no sucumbe
a las miserias del inframundo.
Soy además el agua
que fragua la calma
cuando te apuntan alarmas
y buscas escapar,
encontrar algo más
que el vacío de espejos fríos,
el reflejo que a tientas
aparece frente a tus ojos
y te escoge, y te sacia,
y destruye toda fobia.
Soy tanto como pude ser
en algún momento,
como seguramente sabrás
siempre estamos a tiempo
volver a escoger
felicidad y placer,
ni dolor, ni sufrimiento,
y cuando te traicione
el pensamiento
ni lo menciones...
Buscar es vivir a destiempo.
por eso pinto garabatos en poesías
que me acarician sin educar
y no mojadas hojas caducas
de absurdos tratados de filosofía.
Soy un beso inconcluso,
labios impregnados de ganas
que no olvidaron apenas,
de la nostalgia reclusos.
Soy un beso que se escapa
sin que lo busques,
ese cosquilleo en la nuca
que sientes cómo te atrapa
y termina de forma anormal,
desnudos con sed criminal.
Soy una canción sin nombre,
notas unidas por el hambre
de equilibrios en tiempos libres
susurros, dulces calambres,
que se visten de altos calibres
por si al silencio te acostumbras.
Soy también el vaivén de una cuna,
calma y vértigo,
frío o abrigo,
dolor o ternura,
intervalos mezclados a veces
según quién te mece.
Soy la sonrisa de un preso
que siente la brisa
de un invierno denso
después de unos años
y sueña volver a ser niño.
Soy el fuego que se enciende
por el bien de un vagabundo
mientras cuenta segundos
y piensa
"otro día más y no me hundo",
superviviente que no sucumbe
a las miserias del inframundo.
Soy además el agua
que fragua la calma
cuando te apuntan alarmas
y buscas escapar,
encontrar algo más
que el vacío de espejos fríos,
el reflejo que a tientas
aparece frente a tus ojos
y te escoge, y te sacia,
y destruye toda fobia.
Soy tanto como pude ser
en algún momento,
como seguramente sabrás
siempre estamos a tiempo
volver a escoger
felicidad y placer,
ni dolor, ni sufrimiento,
y cuando te traicione
el pensamiento
ni lo menciones...
Buscar es vivir a destiempo.