18 febrero, 2014

ENTONCES

Me enamoré de una máscara,
pero la máscara no me hizo feliz.

Rompimos moldes y bajo la cáscara
el bello sentido de descubrir.

Me enamoré de la piel, de la carne,
de ojos y boca callándome,
mentes tocándose, dedos riendo.

Hasta el día que no estuvieron ahí
y la distancia nos dejó
solo palabras y pensamientos.

Te pensé y te dije,
entre kilómetros te maldecí,
hasta que el tic-tac del tiempo
aclamó nuestro silencio.

Y entonces,
como un claro en la noche,
una dulce lluvia en el infierno...
Sólo entonces te descubrí.

TÚ, verdad.

TÚ, recuerdo.

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