17 mayo, 2015

TOURMALET

Me cuesta no pensarte,
en la inconsciente revuelta de neuronas
que sin permiso levantan su voz
en mitad de la clase, contra el ajetreo de esa calle
y los despistes hechos murmuros en mi cabeza.

Me cuesta no pensarte
en mi improvisada teoría de tus mil maneras:
tan cotidianas como preciosas
cuando sonríen, cicatrizan o, sin más, se desperezan.

Me cuesta no imaginarte
en tu distraida condición de pasajera
leyendo junto a la ventana.

No proyectar tu sano apego a la vida
sembrando campos de latidos, oliendo las flores
que crecen pletóricas desde la rama;
enfrentada a problemas, despejando temores,
haciendo reir a la X cuando es igual a drama,
poniéndole y ajustando las bridas
que la sostienen a un valiente "Cada mañana".

Me cuesta no pensarnos 
compartiendo la piel erizada entre las telas
cuando el rocío te abre los ojos,

o cabalgando onomatopeyas entre las viñetas
de un dibujante que ríe trazando
el Cómic más divertido sobre dos locos dichosos.  

No regalarte el olor del café
si anoche te pudo la duermevela
o el sabor de la cara C de una tostada,
si los sueños te dieron hambre
con su incansable síndrome de Estocolmo. 

Me cuesta dejar estar a los Imposibles,
dejarles hacer con su adicción a los cerrojos...

...Tan absurdos, tan de mentira, tan poco creibles,
pero a la vez tan jodidamente reales
cuando sacan un reloj y un mapa de su placa
para anunciar su distopía: nueva orden de desalojo.

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