17 mayo, 2009

Autodestrucción (3:00 AM)

Las fauces de un lobo gritan silencio
y las farolas se apagan con su imperio
en noches de nadies que respiran libertad
en un baile salvaje, lejos del presidio.

Define lo que se supone instinto
y el espejo reflejará temores distintos
tras el triste vacío de lo fugaz,
armonía que tuvo la verdad hoy extinta.

Y mis pasos se emborrachan en charcos
bajo un manto de luces de neón
por el que no se cuelan las estrellas
que ayer mecían mi eterna sed.

No sé...Perdido en el nítido vivo
que hay sobre mi muerte
es difícil no ir a verte
antes de que el alba se haya vestido.

Entonces lo real enviste,
y te sientes vulnerable a todo,
y sueñas soñar con irte
lejos de esos crudos dados marcados...

Calle arriba como un ánima
el lobo busca no sentirse animal,
busca no sentir nada más
que la última droga por probar,
dicen, dulce y condenado veneno.

Entre los callejones de una plaza,
llamada Alta, hay hombres hartos
de quién sabe qué, duro pacto
con el final de sus esperanzas.

Les veo y me siento un extraño,
pero ahora que el vacío me araña
mi voluntad es una quimera,
y me pierdo en su infame odisea.

Eliges entre inhalar o inyectar,
eliges entre antros y el zulo
donde hace un rato llorabas...
Eliges cuánto, para qué, solo hoy,
y cuando salgo mi cuerpo es otro.

Y cada tantas palabras sucede un punto,
sin comas, y apunta con su metálico beso
a mi cuerpo hecho de tantos vasos
como momentos soñé antes de tiempo.

El viento silba despierto y pícaro,
temiendo que nuestro futuro esté harto
de caminar sin rumbo sobre este asfalto
y piense en desterrar a un tal ahora.

Los segundos se suceden sin cansarse
mientras mi alma grita bastas
y vomita mil agujas oxidadas
por si pudiera, por fin, detenerse.

Y versa en prosa sin guiones,
tropezando con manadas de girones
que encuentra a cada paso.

Piensa... Nada le amansa,
cansado de luchar siempre para nada,
subir una duna de egoistas
escupir hielo a un volcán de lava,
escalar por la cruda arista,
mentiras de ceniza, verdad en brasas.

Cuál es el punto final del ahora
donde juegan mis lágrimas desnudas,
cristales rotos en muñeco sin futuro.
cortando latidos hechos de dudas
antes de que escriba la primera letra.

Detrás de los miedos hay alguien,
algún extraño hecho de espejismos
de lo que fue antes de ser
el asesino que es ahora mismo.

Y me pregunto en pseuconversación
si dejará de ser sin tripas ni corazón
o simplemente le basta con su ración
de egolatría bajo llaves,
codigo morse del egoista
con dos vidas aparentes
y ninguna digna de ser vista.

Y escribo derretido en mí mismo,
no se si llegaré a mañana
nunca quise probar el veneno
pero hoy es demasiado el miedo...
Sólo así puedo mirar al abismo.

Quizás mañana me reinvente.






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