No importa qué pasó,
todo eso que fuiste,
todo aquello que no,
la lluvia que cayó
y te hizo ser otro,
la que no viste caer
y te aprisionó
en una pecera
llamada agonía.
No importa quién eres,
quién dejaste atrás,
cuántos errores cometiste
y cuáles te esperan
dispuestos a matar,
envueltos en el mar triste
donde los regalos hieren
y las heridas no cicatrizan
tanto como te gustaría.
Las huellas del ego
y las del tonto
que llevas dentro
son agua de fuego,
el bipolar versátil,
lo cruel y lo frágil
de una vida dedicada
a ganar y perder…
Olvida las coartadas.
Hay una búsqueda
que será eterna;
en el pequeño infierno
abrasantes pesadillas
y sueños húmedos
ven pasar a los fantasmas…
Allí caminaremos solos
hasta encontrarnos,
si acaso,
con nuestras sombras,
y la jauría de vampiros
bebedores de sangre fría,
de paso,
nos señalará su obra:
ellos y nuestro futuro,
los perros y las sobras.
Hay otra, más grande,
aunque se esconda
ahí fuera, no sé donde,
que quizás algún día,
con suerte, encuentres;
puede que a menudo,
y no suelas enterarte;
o puede que lo sepas,
pero la temas
de tanto esperar.
No busques coartadas.
Olvídalas.
La realidad... Es una mentira
implícita.
todo eso que fuiste,
todo aquello que no,
la lluvia que cayó
y te hizo ser otro,
la que no viste caer
y te aprisionó
en una pecera
llamada agonía.
No importa quién eres,
quién dejaste atrás,
cuántos errores cometiste
y cuáles te esperan
dispuestos a matar,
envueltos en el mar triste
donde los regalos hieren
y las heridas no cicatrizan
tanto como te gustaría.
Las huellas del ego
y las del tonto
que llevas dentro
son agua de fuego,
el bipolar versátil,
lo cruel y lo frágil
de una vida dedicada
a ganar y perder…
Olvida las coartadas.
Hay una búsqueda
que será eterna;
en el pequeño infierno
abrasantes pesadillas
y sueños húmedos
ven pasar a los fantasmas…
Allí caminaremos solos
hasta encontrarnos,
si acaso,
con nuestras sombras,
y la jauría de vampiros
bebedores de sangre fría,
de paso,
nos señalará su obra:
ellos y nuestro futuro,
los perros y las sobras.
Hay otra, más grande,
aunque se esconda
ahí fuera, no sé donde,
que quizás algún día,
con suerte, encuentres;
puede que a menudo,
y no suelas enterarte;
o puede que lo sepas,
pero la temas
de tanto esperar.
No busques coartadas.
Olvídalas.
La realidad... Es una mentira
implícita.
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