28 junio, 2010

Teorema de la lengua larga [2097 d.c.]

- La sangre al aire libre resulta mucho más bella ¿Lo sabías?- Observa Kurt, haciendo gala de un criterio estético exquisito.

- Te juro que no sé nada- Le contesta el pobre esperpento.


Tras la mentira se paraliza. Es más que evidente que ninguno de los dos ha quedado satisfecho con su reacción, y aunque guarde un pequeño atisbo de esperanza, él sabe que en pocos segundos su existencia puede pasar del verde al negro sin ni un solo rodeo en el absurdo círculo cromático de su ingenuidad. Siento el temblor de toda esa carne caliente y adquiero un brillo especial, a pesar de que en principio es sólo rutina.

De nuevo, hemos salido en mitad de la noche para arrancar latidos a los callejones más enrevesados de ésta ciudad donde todos andan con una prisa hecha de cadenas. Y, la verdad, el miedo no le va muy bien al olor a cronómetro inyectado que destilan todos estos jodidos bastardos. Por eso cada vez nos resulta más fácil encontrarles. Reconocemos el miedo por cómo cuando la tenue luz delata sus sombras creen tener, según caminan, amenazas con sabor a guadaña pisándoles los talones. Se advierte en esa repulsiva mueca de cobardía extraída con el sacacorchos de una atmósfera que se ganaron a pulso. Es entonces cuando su rostro, pintado de espasmo, les delata, y sólo entonces siento el cosquilleo que precede a mi más deseado instante: el breve susurro del acero que escapa para atravesar su carne frágil y romper los escondidos huesos.

- Yo tengo toda la noche y tú no tienes muchas opciones-Apunta mi jefe cuando han pasado ya más de quince segundos de silencio, y compruebo, otra vez más, que cuando Kurt suelta algún axioma inquebrantable se siente mucho más relajado. Acto seguido marca el punto y final de su siempre escueta capacidad de conversar- Dime lo que quiero saber y puede que sólo te deje sin fémur.

El muy infame no puede mirarle a los ojos. Sus pupilas se zarandean como si pretendieran escapar, con un agónico parpadeo que muy de vez en cuando, de forma refleja, las deja frente a mí para que pueda vislumbrar lo inevitable, la orden, su futuro dos segundos después de decir lo que no debe. Sin embargo, permanece callado, esperando, hasta que el frío, el miedo, su condición de bastardo, mi imponente figura o a saber qué le juega una mala pasada y se le escapa la dichosa frase. “Ha sido tu hermano”. Un dedo contrae mi extremidad más mortífera, me obliga a susurrarle lo que ya temía…


…Habían pasado ya más de quince minutos desde que Kurt me sacó de mi ratonera y, sinceramente, la bala me salió del alma. Cayó de inmediato, como un muerto. Nunca mejor dicho. Un encargo condicional. O mato yo o matan a mi jefe, que al fin y al cabo es el único que me conoce. La mirada del lenguaraz me importó poco. Él quizás pudo haber pensado lo contrario. Inepto... Como te contaba, cayó de inmediato. La bala tuvo tiempo suficiente para jugar dentro de su cerebro, machacó hasta la última neurona y pensé que a partir de ese momento, si alguien conseguía sentarle en el sofá de su casa, aquel hombre podría ver la televisión con una tranquilidad inalterable. En el fondo soy una bonachona. Aunque nos había revelado quién robó a Kurt la garrafa de agua, no era más que otro miserable chivato sin ningún tipo de integridad ni principio y, créeme, lo merecía.

2 comentarios:

  1. eres jarkoe? enhorabuena, me gustó mucho ;)
    si quieres un consejo (por decir algo) quita comas de donde las puedas sustituir para que asi la parte de enumeracion donde tienen mas importancia destaque más en el texto

    ResponderEliminar
  2. Gracias Manu por comentar y por el consejo, lo tendré en cuenta. He visto que tienes un blog, a ver si me paso con calma. Un saludo!

    ResponderEliminar