Empiezo a odiar dormir,
una pesadilla que se agarra
a horas de parsimonia absurda
y me atrapa cada madrugada;
nunca la podré reconocer.
Pienso en el sueño eterno
y me da asco cada invierno
que olvidé en el desván
mientras soñaba mañanas
con los párpados cerrados.
El miedo a la muerte
es una fobia de bastardos...
Cuando vaya a verte
te explicaré como arder
sin que te abrace
un futuro que no nació.
La muerte sin miedos,
en cambio, es un sueño
que pocos persiguen
aunque a veces
los insomnes creen
que sólo así, de una vez,
podrán descansar en paz.
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