03 junio, 2014

SIN DARTE CUENTA

Te vi llorar y no sabía
cómo llegar hasta tus mejillas 
para servirte, una sola vez, de paraguas;
desconsolada me decías
que no veías esas estrellas
y hasta tu vieja alegría te incordiaba.

Bajo un pañuelo hablabas
sobre la forma en que te mentías
sin darte cuenta de casi nada.

Y yo hablando pero sabiendo
que cuando descarga el desamor
la tormenta ha de pasar,
que mientras tanto ni luna ni sol
iluminan la sed del tiempo
que nos alienta incluso la soledad
y carcajadas hace del silencio.

Por tí, 
de misma sangre y mismos miedos,
intento aprender a no ayudarte
a convertir baldosas en agujeros.

Aunque me inunde la rabia
y vea en mi puño un tentadero,
prometo siempre decirte
desde mi boca hecha de hielo
que mañana serás como ayer fuiste,
nube esquiva y sol sincero,
que cuando quiere moja su valle
y ve en la sombra una oportunidad
para volver a ser mi cielo.

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