21 julio, 2015

EL TEOREMA DE MIRARTE

Soy un desastre,
pensé.

Con tu cabeza sobre mi pecho
y la mía entretenida
en el tacto de un dulce pacto;
caricia y piel.

Tú ya dormías
y yo me sentía a punto de caer,
intentando latir sólo para adentro,
por no despertarte o, quién sabe,
si descubres mi aceleración
en el teorema de mirarte
incluso cuando no te puedo ver. 

Pasado mañana, frente al mar,
nos pensaré;
miraré al horizonte para imaginarte
y será como volver a volver
a descubrir por un segundo esa magia:
soñar que, si lo sueño, así es. 

Pasado mañana sonará la música
y será otra fiesta,
otro Ahora mecido hasta el amanecer. 

Y cuándo menos lo espere
te echaré de menos entre las risas, 
pensando en la tuya sin querer.

Nervios en manojos, reflejos en el habla,
las sombras, el césped, el agua;
nuestras pullas y tonterías, tu boca y la mía 
mirándose antes de decir Ven.

Cuando menos te espere
serás todos esos instantes a la vez,
y en el precioso torrente que es recordarte
sonreiré antes de tirarme.

Para mirarte aun sin poderte ver.

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