23 octubre, 2015

PÓLVORA Y MIEL

A veces la luna se esconde
y me cuesta varias cervezas ver bien
para unir los márgenes del río.

Si soy noche no me fío,
los laterales del puente son nadies
enfrentándose al equilibrio de sus pies.

Ahí abajo saltan peces,
nacen circulos concéntricos
me despisto...
¿Cómo serán los que trace
al caer?

Me sujeto al mundo justo por donde me visto,
agarrotados como zarpas innatas:
difícil es cruzar sin ellas si no cuidas tu fé.

La tentación es fácil pero más el Ego,
luego piense/o no/ que/ aun sin querer/ existo
la oscuridad es un término confuso
capaz de hacernos tanto confiar como estremecer.

Dile a un borracho cómo salvarse
y se suicidará para reirse cuando le llames cobarde:
yo ya lo hice y renací sólo por joder.

No sabría explicar lo que aprendí,
ni la exacta parte de mí que entonces destrocé.

Pero ahora esa inspiración no duele,
la luna sale sola y ya no queda nada,
solo un recuerdo que, según escribo, se borra
de aquel puente que nunca crucé.

Bombas y resaca,
espectáculos sentado en la orilla,
pólvora y miel.

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